martes, 15 de julio de 2008

Tess, Tess, Tess, Tess


"Después de que nuestros invitados se fueron, nos pusimos a hacer llamadas, tratando desesperadamente de viajar a Rusia, para ver la tumba de Chéjov y visitar la casa de Dostoievski y Tolstoi. Había lugares asociados con Akmatova que yo quería ver. Aunque creíamos que no lo íbamos a poder llevar a cabo, nuestros planes en aquellos últimos días fueron, en sí mismos, una especie de visita en sueños que nos animó. Más adelante, cuando Ray ingresó en el hospital, hablábamos de lo que podría haber sido aquel viaje. "Iré allí", le dije. "Iré allí por nosotros." "Estaré allí antes que tú."- dijo él sonriendo- "Viajo más rápido."

Después de la muerte de Ray en nuestra casa de Port Angels, el 2 de agosto, durante semanas en el correo llegaron montones de cartas y tarjetas de personas del mundo entero lamentando su desaparición. A veces en ellas me hacían conmovedores relatos de cómo le habían conocido brevemente, de las cosas que dijo, las amabilidades que hizo, incluso historias de su vida antes de que yo lo conociese. También llegaron necrológicas de periódicos de todo el país, y un día abrí un paquete de Londres con la necrológica del Sunday Times: el título de encima de la foto de él con las manos en los bolsillos, decía simplemente: "El Chéjov Americano". En el Guardian aparecía un más posesivo "El Chéjov de América". Y por unos segundos, imaginé que los estaba leyendo con Ray. Cualquiera de los dos titulares eran un reconocimiento que le habrían hecho a humilde y profundamente feliz."


Tess Gallagher




COLIBRÍ

Vamos a suponer que digo verano,
escribo la palabra "colibrí",
la meto en un sobre,
la llevo colina abajo
hasta el buzón. Cuando abras
mi carta recordarás
aquellos días y cuánto,
cuantísimo te quiero.

R. Carver

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