sábado, 12 de julio de 2008

Esto dijo Crítica Teatral:

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Obra dirigida por Martín Flores Cárdenas: actuación, texto y emoción en primer plano.

La contundencia de la actuación se planta en el espacio, para llevar a cabo un acto trascendental: el de compartir una historia.
Con la profundidad que llevan consigo la simpleza, la obra Catedral dirigida por Martín Flores Cárdenas, impone en una ascética propuesta, un acto de comunión por el cual se devela que lo trascendente también se puede encontrar en lo cotidiano y en lo nimio.
Sin subterfugios estilísticos ni técnicos, el relato toma con delicadeza de la mano al espectador, para llevarlo por caminos en donde, la piedad, prejuicios y solidaridad, le harán acelerar o detener la marcha, porque al fin y al cabo Catedral plantea eso: un trayecto para conocerse/nos.
Lo antedicho no podría llevarse a cabo sin un terceto de actores de una fina sensibilidad – a parte de su pericia técnica- que le otorgan a cada uno de sus personajes las múltiples facetas con que se componen un ser humano. Rafael Cejas –maravilloso en su transformación interior-, Matilde Campilongo –toda ternura-, Chendo Hortiguera –demostrando que para crear personajes no hay que caer en clichés o estereotipos-, son el estupendo trío de actores.
El diseño de luces de Marco Pastorino es de un profundo concepto, ya que lleva a la luz lo intrínseco del texto.
El llano vestuario diseñado por Merlina Molina Castaño permite observar en que punto del arco social se encuentran los personajes.
Tarea difícil si las hay, Catedral, emociona y conmueve con el simple acto de contar una historia.

Gabriel Peralta


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