En 1970, Tess Gallagher trabajó para el Departamento de Policía de Seattle en la división Investigación y Desarrollo. Allí conoció a Jerry Carriveau, un ciego con el que entabló una profunda amistad. Años más tarde, inmediatamente después de la muerte de su mujer, Jerry restableció el contacto con Tess y fue a visitarla a su casa en Siracusa, donde vivía con Raymond Carver. Ese otoño, Carver, con la ayuda de su mujer empezó a escribir Catedral.
Este buzón alojó la última cinta de Jerry, en la que había grabada una canción. Nunca se supo si era él el que cantaba. Era la voz de un hombre simplemente, cantando. El resto de la cinta, estaba vacía.
“El cuento de Carver fue transformado en una bellísima pieza teatral."
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"Las actuaciones son delicadas e intensas al mismo tiempo (actores excelentes, por cierto)."
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"El lema de Carver de que menos es más le cabe perfectamente a la versión argentina, que en sólo 35 minutos, con personajes muy simples y muy pocos objetos en el escenario, despliega todo un universo rico para la imaginación y la emoción de los espectadores."